Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.
Me dicen:
Debes aprender a mirar.
Yo respondo: estoy mirando.
Ellos me dicen: debes aprender a ver.
Yo respondo: estoy viendo.
Ellos me dicen: no es suficiente.
El silencio es tentación
y la música es un espejismo.
Al final, me queda la nada.
Y yo me pregunto:
¿De qué sirve un poeta si no puede hablar?
¿De qué sirve un pájaro si no puede volar?
¿De qué sirve la locura si no puede arder?
La única tradición que guardo
es la de mi propia herida.
Y no me importa el sentido.
Me importa la herida.
Me importa el grito que no se oye,
la sombra que no se nombra,
la muerte que no se alcanza.
¿De dónde viene esta insuficiencia?
¿De qué agujero oscuro?
¿Qué palabra me falta?
¿Qué mirada me falta?
¿Qué piel me falta?
Alejandra Pizarnik
